El Viaje De Menores No Acompañados

Creado Por: Isabel Castillo

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Detención De Niños Inmigrantes

Yo nunca fui una persona supersticiosa. Nunca, hasta este mismo momento. Como toda adolecente, deseaba en las pestañas caídas por un examen, un chico que me gustaba, o donde dirigirme en una caminata larga. Pero nunca por mi vida, con una extraña, como en este momento...

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Yo tenia solo diecisiete años. Quería volver a mi cama, ver a mis amigas, y terminar mis últimos meses de secundaria. Pero cinco minutos después, un guardia nos llamó a mi y a otra muchacha, y nos fuimos. Mi compañera de celda Estefany, 16, subimos en un Ford Explorer blanco con un logo de Inmigración y Control de Aduanas (I.C.E). Los terribles cuarto días de detención en la frontera de México finalmente estaban terminando, pero aún no lo sabíamos.

Sin explicación de los guardias o resistencia de nuestra parte, nos subimos al coche con dos paquetes de almuerzo. Paquetes similares a los que repartían en la primaria cuando había una salida de campo. Ahí en el asiento trasero, detrás de una protección de plexiglás, yo tomé la mano de Estefany. Ella no había visto los Estados Unidos, pero como yo me críe allí, pude averiguar pronto a donde íbamos. Salimos de la frontera de San Isidro hacia la carretera CA-57. Nos detuvimos en una corte de San Diego, todo sin una sola palabra o explicación. Mis pensamientos me tenían inquieta. Me aterrorizaba no volver a ver a mi familia. Y ser deportada.

Yo era una de 68,541 niños extranjeros no acompañados, como nos llama el gobierno de los Estados Unidos, detenida en 2014. En los primeros 11 meses del año fiscal 2019, esa cifra se elevó a 72,873, un récord histórico.

En la última década, el número de menores no acompañados ha aumentado lentamente, con cifras más altas los años 2014 y 2019. (Estos números no incluyen a los niños separados de sus padres como parte de la política de tolerancia cero de la administración Trump hacia las familias inmigrantes.)


Infogram

Esas cifras incluyen a jóvenes menores de 18 años que carecen de estatus migratorio legal y viajan sin un padre o tutor, arrestados por oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), y también aquellos que se entregaron en los puertos de entrada.

En un informe de 2019, el Servicio de Investigación del Congreso encontró que la delincuencia, las condiciones económicas, las oportunidades, la pobreza, las pandillas transnacionales y el reencuentro familiar contribuyeron a los aumentos de inmigración.

Mi Primer Encuentro con el Sueño Americano

Mi viaje de inmigración comenzó en 2002 a la edad de seis años cuando abordé un avión, con visa de turista desde Lima, Perú para venir a conocer a mis "tías" y ver a mi hermano en los Estados Unidos. Al llegar aquí, me dijeron que una de mis tías era en realidad mi madre, que había venido para escapar del estigma de ser madre soltera. De la noche a la mañana, Los Ángeles se convirtió en mi nuevo hogar.

Rápidamente me adapté a la vida en los Estados Unidos. Mi mamá nos mantenía limpiando casas y cosiendo en su tiempo libre. No pensé mucho de inmigración hasta 2007, cuando mi hermano estaba terminando su último año en la secundaria y estaba aplicando a la universidad. En ese entonces, las universidades de California solo daban ayuda financiera a los residentes legales. Siempre hemos estado por debajo del umbral de pobreza, así que él sabía que mi madre no podía pagar sus estudios. El se dio por vencido y renunció a su último año. Mi hermano, desilusionado, regresó a Perú. Debido a que todos veníamos con visas de turista, al regresar a Perú el tendría que esperar 10 años para solicitar otra visa. Y debido a que se había quedado en California por tanto tiempo, obtener otra visa sería casi imposible.

En Perú a finales de 2013, mi hermano se había vuelto temeroso por su vida. Estaba siendo avergonzado públicamente y atacado por ser gay, lo que llevó a nuestra familia a buscar una opción para que regrese.

Mi madre siempre miraba todas las noticias en español y buscaba en Internet una manera para que mi hermano regresara. Univisión, su canal favorito, mostró a los jóvenes adultos con gorras y vestidos de graduación presentándose en la frontera con la esperanza de entrar. Querían solicitar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés), que ofrecía alivio inmigratorio por dos años y autorización de trabajo para los inmigrantes indocumentados que llegaron a los Estados Unidos cuando eran niños.

Una foto de mi DACA tomada en el 2013

Mi madre esperaba que mi hermano pudiera hacer lo mismo. Pero estos jóvenes, y mi hermano, estaban en una situación diferente qué yo. Ellos habían dejado los Estados Unidos antes de que la Administración de Obama creara DACA. Aunque eran elegibles. Ellos y mi hermano, ahora regresaban con la esperanza de poder aplicar. Pero yo no. Mi autorización DACA había sido aprobada en 2013.

Conversaciones antes de presentarnos en la frontera

Aquí hay algunos mensajes de Facebook que mi hermano y yo intercambiamos antes de encontrarnos en la frontera. Haz 'click' en el telefono cellular para ver nuestra conversacion.

Cuando mi hermano aterrizó en Tijuana, en abril de 2014, mi madre insistió que yo fuera a encontrarme con él para ayudarlo con su solicitud de asilo. El 3 de abril tomé un camión, Greyhound, de seis horas desde Los Ángeles hasta la frontera de San Isidro. Yo pensaba que el trámite sería rápido y yo estaría en casa por la noche.

Después de reunirme con mi hermano, esperábamos cuatro horas en fila para presentarnos en el puerto de entrada de San Isidro en la frontera entre México y California. Ingenuamente, creíamos que el podía pedir asilo y ser dejado de vuelta a los Estados Unidos inmediatamente. Mientras esperábamos, hicimos planes para ver la película "Divergent" en cine cercano y le conté de todos los años de mi vida que se perdió.

"Hola señor, estamos buscando asilo político en los EE.UU.", le dije.

Nuestra conversación se detuvo cuando nos acercamos al guardia. Mi hermano y yo nos tomamos de la mano y actué como nuestra portavoz.

“Hello sir, we are looking for political asylum in the U.S.,” I said.

El oficial nos pidió documentación para nuestra entrada. Le presenté mi DACA y mi hermano presentó un pasaporte peruano expirado. Los documentos que presentamos no eran válidos para entrar a los Estados Unidos. Debido a esto, nos consideró inadmisibles, tomó nuestras pertenencias y nos llevó a una oficina más allá de los torniquetes metálicos oxidados.

Los Oficiales pueden negar la entrada a los Estados Unidos por muchas razones—salud, sospecha de actividad criminal, y fraude entre otras cosas. En nuestro caso, fue por falta de documentación adecuada.

Mi hermano y yo fuimos escoltados con las manos detrás de nuestras espaldas a una sala de inspección. Ahí había una oficial y tres oficiales masculinos.

"¿Cual es tu fecha de nacimiento?", me preguntó la oficial con severidad. Le contesté tímidamente mientras me gritaba por no hablar más fuerte: "¿No sabes tu cumpleaños?" Ella no dejaba de hacerme preguntas para verificar mi identidad. Al mismo tiempo uno de los oficiales masculinos me manoseo por lo que parecía media hora. El me acarició el pelo y me pasó las manos por encima del torso y me dio una nalgada al salir de la habitación.

Después de la inspección, me llevaron a una sala llena de sillas de plástico frente a una pared blanca. A mi hermano lo sentaron al otro lado de la habitación—separándonos otra vez.

Nos dejaron allí durante lo que parecieron ser horas. Lo único que podíamos hacer era mirar a la pared. Si los oficiales nos encontraban mirando alrededor, nos gritaban que mantengamos la cabeza recta. Después de un tiempo, más gente llegó a la sala de espera.

Me llamó un oficial una vez más. Él me preguntó por qué fui a México estando en los EE.UU. Recuerdo que yo pensé en lo que mi mamá me instruyó que dijera. "Quiero ayudar a mi hermano a buscar asilo", le dije.

Después de reírse de mi respuesta y llamarme "estúpida", me preguntó por el número telefónico de mi madre antes de enviarme de vuelta a la pared en blanco. Después de algún tiempo, mi hermano, de 21 años, fue llevado a una celda masculina adulta. Poco después, me llevaron a una celda para menores.

Sin saberlo, habíamos entrado a, “La Hielera,”

La Vida En "La Hielera"

Ahí conocí a Paty Magaña, una amigable residente mexicana de 14 años que viajaba con su hermano Mateo, de 9 años. A la media noche, llegó Estefany Umaña, de El Salvador.

Una foto de Paty en el albergue.

Paty era de Apatzingán, un pequeño pueblo a 300 millas de la Ciudad de México lleno de crimen organizado, narcotraficantes y homicidios no resueltos.

Paty dice que su vecindario estaba dirigido por narcotraficantes y pandillas. Me contó de una mañana cuando vio las cabezas de sus compañeros colgados en un monumento cercano. Paty y sus hermanos Mateo, 9, y Armando, de 17 años, comenzaron a ser reclutados por pandillas cercanas y narcotraficantes. Al verse amenazados, decidieron viajar a reunirse con sus padres, que habían emigrado a los Estados Unidos en 2010. Su padre había decidido irse de México después de un encuentro desagradable con un pandillero mientras conducía el autobús municipal. Paty y sus hermanos se habían quedado atrás, a veces solos en casa o a veces con familiares.

Después de los abusos que pasaron, Paty y sus hermanos empacaron sus pertenencias y viajaron al puerto de entrada de San Isidro el 2 de abril, un día antes que yo. Esperaban reunirse con su familia en el estado de Washington, asumiendo ingenuamente que, "sólo tomaría uno o dos días".

La ley federal requiere que los niños bajo custodia de la Patrulla Fronteriza no puedan permanecer más de 72 horas en “La Hielera”—llamados centros de procesamiento por CBP.

En “La Hielera,” Paty entró en modo de sobrevivencia para proteger a su hermano menor.

"¿Paty, cuándo vamos a ver a mamá y papá?", preguntó su hermanito Mateo.

"¿Paty, cuándo vamos a ver a mamá y papá?", preguntó su hermanito Mateo. Paty respondió que ella no lo sabía, y sólo tenían que ser pacientes. A través de la incertidumbre, la confusión y el agotamiento, Paty trató de mantener su ánimo, incluso mientras los guardias trataban de alentarnos a deportarlos voluntariamente.

Jóvenes de México y Canadá, territorios contiguos, cuyas fronteras están al lado de los Estados Unidos pasan por un proceso riguroso de selección inicial en la frontera. Ese proceso determina la elegibilidad de los solicitantes para asilo. Si no califican, son devueltos voluntariamente a su país.

Muchos guardias nos animaban a que nos deportáramos voluntariamente.

Al día siguiente de que me detuvieron, los guardias me llamaron a las 3 a.m. para interrogarme en español. Una chica nigeriana que había conocido anteriormente me había advertido que no firmara los documentos de deportación voluntaria, así que yo estaba vigilante.

Antes de que comenzara la entrevista formal, el guardia me dijo que mi solicitud de ayuda migratoria sería denegada, y me animó a auto-deportarme. Recuerdo que sentía que era imposible. Yo me sentía más americana que peruana. Me negué, y comenzamos el interrogatorio.

Poco tiempo después, el guardia me entregó un montón de papeles en inglés, exigiendo que los firmara rápidamente. Pocos de mis compañeros detenidos hablaban inglés, y yo había escondido mi conocimiento al principio, para entender los frecuentes insultos. Cuando vi los papeles de deportación voluntaria, le hice saber que entendía inglés y no firmaría.

Al regresar a la celda, les dije a mis compañeros que traten de leer todo antes de firmar.

Cuando Paty recuerda nuestro tiempo en “La Hielera”, se pone emocional y triste.

"Fue terrible no comer, ducharse o dormir,” Ella recuerda. “Debido al susto que teníamos del resultado."

Paty y sus hermanos dejaron la “La Hielera” el 9 de abril de 2014, seis días después de que se entregaron en un puerto de entrada.

En 2018, la ACLU publicó un informe, acusando abuso de niños migrantes bajo custodia de la CBP entre 2009 y 2014. Esos documentos identifican " intimidación, acoso, abuso físico, rechazo de servicios médicos y deportación indebida".

El CBP calificó este informe,“sin fundamento".

Nuestra celda de detención era más cómoda que la de los adultos. En lugar de dormir en el suelo, frío, teníamos esteras gimnásticas negras. Para entretener a los niños más pequeños, había una televisión detrás de plexiglás. Pusieron la Bella y la Bestia constantemente. Teníamos una puerta blanca de madera para bebés con un portapapeles a la derecha para rastrear a los nuevos habitantes.

Aunque era más cómodo, “La Hielera”, era un lugar frío y aterrador para Estefany, Paty y para mí.

Estefany llegó a “La Hielera” a las 3 a.m. el 5 de abril. Cómo llegó tan tarde, no le dieron comida ni manta para cubrirse por la noche. Cuando vi a Estefany temblando con frío, le ofrecí compartir mi manta gris de lana de estilo militar.

Estefany, 2014, antes de entregarse en un puerto de entrada

Le presenté a Paty poco después y esa noche, las tres nos acurrucamos a través del frío y el miedo. Nos ayudamos a superar esos espantosos días de incertidumbre.

Durante los tres días que estuvimos detenidas, Estefany me contó sobre su viaje. Viajando a pie y en autobuses por más de tres meses antes de entregarse en el puerto de entrada de San Isidro.

Ahora 16, Estefany había crecido en la ciudad de Santa Ana, a 70 millas de la capital de El Salvador, San Salvador.

Después de la muerte de su madre por un accidente automovilístico, cuando Estefany solo tenía tres años. Ella fue criada por su abuela y su tío. Su abuela, residente de los Estados Unidos, viajaba a los Estados Unidos durante seis meses ahí veces, dejando a Estefany sola o con su tío.

En 2010, su tío, que vendía ganado a capos cercanos, fue asesinado frente a Estefany después de un malentendido con un cliente.

"Ese momento me prometí a mí misma que ahorraría dinero para venir a los EE.UU.", recuerda Estefany en una entrevista telefónica. "Ahorre 4,000 dólares en tres años para hacer mi viaje".

"Sentadas con ustedes hablando de Los EE.UU. me hizo sentir esperanzada por el futuro", me dijo recientemente.

Estefany y yo fuimos llevadas a un refugio llamado Crittenton, una casa hogar en Fullerton, California para esperar que un tutor legal asuma nuestra custodia. Como Paty viajaba con sus tres hermanos, ellos fueron a una casa hogar, Boystown, en Miami Florida.

Bajo la Ley Nacional de Seguridad del 2002 el Congreso transfirió la responsabilidad de los menores no acompañados del Servicio de Inmigración y Naturalización al departamento de Servicios Humanos y Salud, para ayudar a "asegurar que los intereses de cada niño sean considerados en las decisiones y acciones" relacionadas con cuidado y custodia.

Menores no acompañados liberados a patrocinadores por el año fiscal estatal 2014

Mi primer recuerdo en Crittenton fue salir de la camioneta con Estefany y sentirme agotada, pero todavía asustada. Cuando terminaron el papeleo, nos llevaron al comedor para comer el almuerzo que traíamos. Tomando un bocado de ese sándwich frío hecho de pan blanco, con cortes de boloña y queso americano, lágrimas cayeron incontrolablemente de mis ojos a mis mejillas.

Una de las trabajadoras comentó: "Apuesto a que no ha comido nada mejor que eso.”

Habían pasado cuatro días desde que comí algo que no fuera jugos Capri Sun de fresa y kiwi. La mayoría de nosotros en "La Hielera" no comimos...

Ella tenía razón. Habían pasado cuatro días desde que comí algo que no fuera jugos Capri Sun de fresa y kiwi. La mayoría de nosotros en "La Hielera" no comimos porque nos daban comida mohosa, rancia o quemada. No lloraba porque tenía hambre. Lloraba porque finalmente podía tomar una ducha, dormir en una cama, y saber que hora era.

Ahí me quedé 20 días, hasta que mi madre vino por mí. Estefany se quedó un mes, y abordó un avión con su trabajadora para reencontrarse con su tía en Falls Church, Virginia. Paty y sus hermanos también se quedaron un mes en la casa hogar en Florida antes de reunirse con sus padres en Yakima, Washington.

Yo no supe mas de mi hermano hasta que salí de la casa hogar. El fue llevado al Centro de Detención de Eloy en Arizona. Allí, estuvo encadenado de manos y piernas durante 40 días hasta que lo liberaron condicionalmente. Después de regresar a los Estados Unidos, él ha luchado con ansiedad y depresión.

El Centro de Detención de Eloy no respondió a mi solicitud de un comentario sobre la estancia de mi hermano. Me puse en contacto con CPB para un comentario sobre mi propia experiencia, pero no recibí una respuesta.

En 2014, la Oficina del Inspector General llevó a cabo una investigación sobre las condiciones para los menores no acompañados después de las denuncias de abuso. El informe dijo que "no observaron mala conducta o conducta inapropiada durante las visitas no anunciadas".

En 2016, un subcomité del Congreso criticó el manejo del gobierno de los niños no acompañados.

En 2019, el periódico—New York Times informó que el gobierno recibió más de 4,500 denuncias de abuso sexual de menores en centros de detención entre 2014 a 2018. En el artículo, la agencia encargada de cuidar a esos niños dijo que todas las denuncias habían sido investigadas y que la seguridad de los niños era su principal preocupación.

El Sueño Americano

Después de ser puestos en libertad con nuestros familiares, Paty, Estefany y yo comenzamos procesos legales en nuestros respectivos estados. Procesos que duran muchos años.

En junio de 2014, poco después de que salí del albergue al cuidado de mi madre, encontramos a una abogada pro bono, Ailin Buiges, que me representó hasta 2018.

“He tenido infantes como clientes". Buiges dijo. "Sus pies literalmente cuelgan de la silla y el juez pregunta: '¿Entiendes'...

Buiges fundó el Centro de Defensores Inmigrantes en Los Ángeles. Ella ahora es la directora del programa De Niños No Acompañados en el Centro de Inmigración y Justicia del Instituto Vera. Sus comentarios reflejan sus opiniones personales, y no las de sus empleadores.

"He tenido infantes como clientes", dijo Buiges. "Sus pies literalmente cuelgan de la silla y el juez pregunta: '¿Entiendes?' como si el niño estuviera siendo interrogado".

Los acusados reciben el debido proceso legal en un tribunal de inmigración. Sin embargo, muchos de ellos se representan a sí mismos porque no pueden encontrar o pagar un abogado.

Según un estudio de la Universidad de Siracusa durante la década anterior, nueve de 10 niños que se presentaron en procedimientos de deportación sin representación legal fueron deportados.

Estos procedimientos no son fáciles, pero nosotras teníamos abogados y todavía nos tomó años para que supiéramos el resultado.

El proceso legal para Estefany fue el más corto.

Ser huérfana ayudó a calificar a Estefany para la visa especial de inmigrantes juveniles. Tres meses después de ser liberada de Crittenton Estefany recibió la visa juvenil. Un año después de su aprobación, ella recibió su permiso de residencia (llamado Green Card).

Paty y sus hermanos solicitaron asilo defensivo, por persecución y miedo creíble por parte de pandillas de la vecindad y narcotraficantes.

TEl proceso de asilo es complicado. Buiges dice que los menores no acompañados pueden escoger dónde presentar su solicitud de asilo—en los tribunales de inmigración o a una oficina de asilo.

"Una de las razones por las que crearon este tipo de protección para los niños es porque es menos agresivo", dijo Buiges. "Se supone que es un poco menos serio, [en una oficina]estás en una habitación siendo entrevistado por un oficial y no tienes un abogado del gobierno que te interroga".

Sin embargo, el destino de los niños no acompañados en los Estados Unidos depende de la examinación de ese oficial. Buiges dice que eso puede conducir a decisiones arbitrarias.

La solicitud de asilo de Paty fue aprobada en 2016, y ahora está en proceso de obtener la residencia, pero las solicitudes de su hermano fueron denegadas.

"Ambos tuvimos las mismas experiencias, pero mis hermanos no entraron en tantos detalles como yo, así que por eso creemos que su asilo fue denegado", dijo. Sus hermanos están en el proceso de apelar la decisión. Paty espera que a ellos también se les conceda asilo para que su viaje no haya sido en vano.

Buiges dice que muchos factores entran en una decisión sobre la petición de asilo. Ella dice que a menudo no puede predecir porque un oficial ha negado la solicitud de un cliente.

"No es sólo lo que está en su declaración, o lo que está en su solicitud", dijo Buiges. "También es: ¿cómo fue la entrevista, que dijiste en la entrevista, fuiste capaz de corroborar todo en tu declaración, o si tuviste algún problema de credibilidad".

Buiges me ayudó a solicitar la visa Especial de Inmigrantes Juveniles. Mi caso fue negado porque me faltaban solo dos meses para cumplir la mayoría de edad, 18, y a mi padre no le dieron los papeles de la corte.

Reflexiones Después De La Detención

Entonces, ¿valió la pena este viaje para todos nosotros? La respuesta es sí. Absolutamente.

Paty y su esposo David, septiembre 2017

Paty conoció a su esposo David, que se convirtió en ciudadano naturalizado hace diez años, en la secundaria. Ahora, Paty trabaja en restaurantes, y David trabaja en un almacén de cosecha. Juntos están construyendo una vida para ellos mismos en Yakima, Washington. Paty está a punto de solicitar su residencia y está buscando convertirse en una maquilladora profesional. Ella espera algún día regresar a la escuela para convertirse en psicóloga.

Estefany está en proceso de solicitar la ciudadanía y dio a luz a un hijo hace unos meses. Ella y su esposo se mudaron a Brooklyn Park, Maryland. Antes de dar a luz a su hijo, ella trabajaba como camarera. Su marido es carpintero.

Ha sido un viaje muy duro. Desde que me mudé a Los Ángeles, me he sentido en el limbo. Se siente como si yo tuviera un pie aquí en los Estados Unidos, y otro en Perú. Entiendo que no seguimos las reglas y vinimos sin estatus legal, pero la primera vez que vinimos yo era demasiado pequeña para poder decidir. La segunda vez, yo era mayor, pero todavía me resultaba imposible resistir la presión de mi madre. Cometí un error y pagué un alto precio.

La charla actual sobre inmigración incluye a los críticos que piensan que emigrar a este país es fácil y la gente viene a aprovecharse del sistema.

Buiges cree que el sistema necesita ser re-concebido.

"Hemos creado la idea de que si tienes la suerte de estar de un lado, tienes derecho a todas estas increíbles protecciones y en el futuro, el sueño americano, pero si naces del otro lado, tienes que hacer las cosas de la manera correcta para tener acceso a ese sueño," dijo Buiges.

2003, L.A. con mi abuelita

Buiges también siendo una inmigrante que contribuye a su comunidad, piensa que necesitamos ver a los inmigrantes como algo más que una mercancía sin valor, cambiando esta manera de pensar para poder apoyarlos a que se conviertan en miembros contribuyentes de la sociedad.

"Creo que tu eres un ejemplo perfecto donde has contribuido a esta sociedad", me dijo Buiges.

Yo no me veo como una persona que vino a aprovecharse del sistema y las oportunidades. Me trajeron a Los Ángeles cuando yo era muy pequeña y quiero contribuir a mi comunidad.

Por eso me dedique a estudiar para una Licenciatura en Artes y una Maestría en Ciencias de periodismo en la Universidad del Sur de California (USC), para convertirme en un periodista que cuenta las historias de las voces inauditas. En agosto, recibí mi permiso de trabajo y ahora finalmente puedo soñar con una vida en la que no tenga que trabajar ilegalmente después de graduarme.

Desde 2014, muchas cosas han cambiado en la frontera. El segundo mandato de la administración Obama vio una afluencia de migración de niños no acompañados. La administración impulsó, con éxito, $4 millones de dólares adicionales para ayudar a la crisis fronteriza. También, aprobó un programa de $2 millones para financiar servicios legales gratuitos a niños no acompañados a través de la compañía AmeriCorps.

Con espacio limitado en refugios infantiles, la administración coloco a menores no acompañados en bases militares, y luego pasó a poner a los niños en recintos temporales, también conocidos como las jaulas.

Cuando el presidente Trump asumió el cargo en el 2017, clasificó a los niños no acompañados como "oportunistas" y redujo sus protecciones. Sus políticas de inmigración de "tolerancia cero" despojaron lentamente a menores no acompañados de protecciones esenciales.

SPoco después de que Trump entro a la presidencia, el Departamento de Seguridad Nacional comenzó un programa piloto, separando a las familias en la frontera, para disuadir a futuros solicitantes de asilo. Un mes después, el Departamento de Justicia puso fin a los abogados gratuitos para niños no acompañados. En noviembre de 2018, el programa de niños refugiados que permitía que niños aplican en su país para refugio fue terminado. Obligando a que niños hagan el peligroso viaje para llegar la frontera.

Su administración ha puesto mas obstáculos para niños maltratados, solicitantes de asilo y aquellos que buscan ayuda legal gratuita. También han eliminado las protecciones para los niños que cumplen 18 años en su custodia.

El 18 de noviembre 2020, un juez federal falló en contra de Tla administración Trump por rechazar la entrada de niños en la frontera, aantes de que pudieran solicitar asilo. Los negaron por que eran riesgos para la salud pública—acordando al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) restricciones de COVID-19. A principios de este año, la administración rechazó a casi 9,000 menores no acompañados en la frontera, anulando las protecciones de estos niños.

En mi opinión, ambas administraciones hicieron un pésimo esfuerzo cuidando la seguridad y bienestar de los menores no acompañados en su custodia. Después de mi tiempo en su custodia, me diagnosticaron con ansiedad y trastorno de pánico. A veces tengo pesadillas sueño que sigo en “La Hielera,” y me despierto gritando y sudando frío.

Mi hermano, ha luchado desde su liberación de la detención en julio de 2014. Después de salir, buscó asistencia legal pro-bono, pero la mayoría de los recursos que recibimos eran para niños y no para él como adulto. Como el se identifica como un hombre gay, el centro LGBTQ de Los Ángeles en Hollywood, lo ayudaron a comenzar su petición de asilo. En 2016, se le concedió asilo, pero ha luchado para encontrar un trabajo estable debido a sus condiciones de salud mental. Tiene miedo de solicitar la residencia, y simplemente no puede pagar para los tramites.

Buiges cree que las políticas de inmigración deben cambiarse.

"Creo que tenemos que ir un paso más allá y realmente mirar algunas de las leyes que tenemos en vigor y realmente desafiar a las que están en los tribunales", dijo Buiges. Ella quiere ver más tiempo e independencia para los jueces de inmigración, y también un proceso más apropiado para los niños.

"Debemos hacer que los jueces sean más independientes en los tribunales de inmigración, para que realmente no se sientan presionados a terminar los casos rápidamente", dijo Buiges. "También tenemos que pensar en cómo hacer el proceso más apropiado para los niños".

Ninguno de nosotros sabemos la solución exacta a este problema. Por eso es que es una crisis humanitaria. Espero que la nueva administración les devuelva a los menores no acompañados las protecciones que la administración Trump quitó. Lo que es más importante, espero que la detención se pueda revolucionar para que otros niños puedan dormir por la noche sabiendo que su sueño americano está cerca y el doloroso viaje ya a terminado.